Sentirse como en casa
En Santer uno se siente como en casa gracias al servicio cercano desde que te levantas hasta que te acuestas en un ambiente único y verdaderamente extraordinario. El desayuno y la cena son inolvidables, una excelente carta de vinos, servicio perfecto. Las habitaciones son muy amplias y están decoradas con un estilo tradicional tirolés. El spa y la piscina son muy grandes, limpios y no les falta de nada, desde sauna y baño turco hasta hidromasaje. Cuenta con un gran centro con tratamientos de masaje (extra). El bar está muy completo y es perfecto para tomar una copa después de cenar o disfrutar del aperitivo: os recomiendo Skiwasser porque lo preparan muy bueno.