Ruta a Lagoa do Congro

Nada mas llegas al lugar la vegetación es tan densa que no deja pasar el sol. Un imponente bosque de cedros, pinos y eucaliptus dan la bienvenida a todo el que se quiera adentrar hasta la laguna.
Por el camino descubres otras especies como el laurel que deja su manto de hojas anaranjadas conforme recorres las sendas.
El sendero, al contrario que otras lagunas de la isla va en bajada ya que no está dentro de un cono volcánico sino que la tierra fue absorbida debido a fenómenos sísmicos y volcánicos.
El trayecto dura alrededor de 30-40 minutos. Una vez llegas a la laguna se pueden seguir diferentes senderos que la rodean. En cualquier caso resulta impresionante contemplar de repente como el cielo se abre al llegar al único sitio de todo la zona donde el sol es capaz de penetrar. Y ese lugar no es otro que Lagoa do Congro.

El camino es de bajada. La vegetación es tan abundante que los rayos del sol no pueden penetrar, y el bosque es tan húmedo que nada tiene que envidiar a una selva. Antes de ir a la isla leí que en bajar se tardaban unos 10 minutos, así que hicimos la ruta bastante despacio, en un intento de estirar el tiempo lo máximo posible.

Para los niños resultó muy divertido. Subían por los troncos caídos, se desviaban algún metro del camino y jugaban a hacerse paso entre las enormes plantas con unos palos, haciendo el papel de machetes. Cosas así.

Fuimos solos durante todo el camino. Ni rastro de la laguna. Recuerdo la pureza del aire y el silencio, ya que solo se escuchaba el sonido de pájaros, tantos pájaros que no me extraña que la observación de aves sea una de las actividades ofrecidas por los guías turísticos.

Con esta tranquilidad absoluta, aparece la laguna verde y sobre ella, volvemos a ver el cielo, que desapareció cuando iniciamos el sendero. Allí nos quedamos un buen rato. Los niños jugaban ahora a lanzar piedras haciéndolas rebotar en la superficie del agua. El sitio precioso.

Llevábamos bañador, pero la verdad es que ni nos planteamos bañarnos. No teníamos la necesidad de refrescarnos, y el movimiento del agua nos hacía pensar que el tamaño de los peces no iba a ser precisamente pequeño. Vete tú a saber por qué se llama Lagoa do Congro.....

Al rato volvimos al coche por el mismo sendero, ahora de subida.

Sao Miguel tiene lagos tan increíbles que resulta complicado describirlos con palabras. Dos buenos ejemplos son “Lagoa do Sete Ciudades” o “Lagoa do Fogo”, lagos volcánicos que pueden admirarse desde diferentes miradores y que recomiendan todas las guías y folletos turísticos sin excepción. Lagoa do Congro es mucho más pequeña, pero es un lugar precioso que merece la pena conocer.