En la Ruta de la Seda
Aunque la Ruta de la Seda nunca fue denominada así por los miles de comerciantes que transitaron sus caminos desde el siglo II a.C. hasta su decadencia el siglo XVII, por no poder competir con el trafico marítimo, la denominación por la que hoy es conocida, inventada en el último tercio del siglo XIX, ha hecho fortuna y a ella nos atendremos.
La ruta terrestre más transitada por el norte, desde Xi’an, la antigua capital china, dejaba el valle del río Amarillo para ascender hasta Dunhuang y cruzar Asia Central por los actuales Kirguistán, Uzbekistán y Turkmenistán, para terminar adentrándose en las majestuosas capitales de Irán, Irak y Siria hasta llegar por mar a Bizancio. Había rutas más al norte, por tierras de Mongolia, y también al sur del Himalaya, por las ciudades indias de Benarés y Jaipur, y por Pakistán y Afganistán, que enlazaban con la ruta más transitada tras atravesar la cordillera de los Zagros. También existían rutas marítimas por los mares del sur, que llegaban hasta Java, e incluso, desde Tiro, a Alejandría, surcando el Mediterráneo.