Lo que vamos dejando atrás
Una vez que hemos abandonado la zona del balneario de Azuaje, emprendemos, sin prisas, la subida del barranco. Tengo que recalcar, que gracias a la pericia y los consejos de Juan Manuel de Arawak, en ningún momento corremos peligro, aunque se trata de una ruta sencilla y que no entraña dificultad,pero necesita de un guía ya que las condiciones metereológicas como la lluvia o el viento pueden alterar los senderos de un día a otro.
Así que el ascenso, suave al principio, pero más empinado a medida que subimos, nos va enseñando multitud de pozas, pequeñas cascadas y manantiales que hacen que el Barranco de Azuaje, más que tal, merezca el nombre de río, ya que el caudal de agua es constante durante todo el año.