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Shigatse (Xigaze)

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Shigatse Dirección

1 opinión sobre Shigatse (Xigaze)

El declinar del viejo Tibet

Nos encontramos a unos 250 kilómetros al oeste de Lhasa, justamente en el lugar en el cual confluyen dos de los ríos más importantes del Tíbet, el Yarlung Tsangpo (también conocido como Brahmaputra) y el Nianchuhe (Nyang Chu). En este punto y a más de 3.800 metros de altitud se alza Shigatse, que con sus más de 80.000 habitantes es la segunda ciudad más grande del Tíbet.

Esta ciudad, convertida hoy día en una moderna e insulsa urbe china, conoció días de esplendor y gloria sobre todo a raíz de que en el año 1447, Gendun Drup, el primer Dalai Lama, fundase el impresionante monasterio de Tashilhunpo, convertido a la postre en sede tradicional del Panchen Lama (segunda máxima autoridad religiosa del Tibet).


Shigatse llegó a convertirse en punto de referencia político, económico y cultural de la región conocida como Tsang, llegando incluso a constar como capital de esta provincia.

Las ruinas de las murallas del siglo XVII y el fabuloso monasterio de Tashilhunpo recuerdan al visitante que esta población gozó de gran relevancia en el pasado, sin embargo al recorrer sus grandes y desoladas avenidas cuajadas de tiendas regentadas por chinos resulta difícil no sentir cierta decepción al contemplar como, salvo en rincones esporádicos, la ciudad ha perdido por completo su encanto.

La “pacífica” invasión cultural china es tan patente en Shigatse que duele pasear por las grandes avenidas carriles repletas de comercios edificados sin ningún tipo de criterio urbanístico y “decorados” con colores chillones, sin el menor respeto a una mínima armonía urbanística y alejados por completo del estilo tradicional tibetano.

La ciudad es un auténtico caos arquitectónico en el que reina el consumismo, el control religioso y la censura ante cualquier manifestación contraria a los intereses del gobierno central.

El progreso se ha adueñado sin remisión de esta vieja ciudad y sus habitantes llevándose consigo la esencia del viejo Tibet.

Nos encontramos a unos 250 kilómetros al oeste de Lhasa, justamente en el lugar en el cual confluyen dos de los ríos más importantes del Tíbet, el Yarlung Tsangpo (también conocido como Brahmaputra) y el Nianchuhe (Nyang Chu). En este punto y a más de 3.800 metros de altitud se alza Shigatse, que con sus más de 80.000 habitantes es la segunda ciudad más grande del Tíbet.

Esta ciudad, convertida hoy día en una moderna e insulsa urbe china, conoció días de esplendor y gloria sobre todo a raíz de que en el año 1447, Gendun Drup, el primer Dalai Lama, fundase el impresionante monasterio de Tashilhunpo, convertido a la postre en sede tradicional del Panchen Lama (segunda máxima autoridad religiosa del Tibet).

Shigatse llegó a convertirse en punto de referencia político, económico y cultural de la región conocida como Tsang, llegando incluso a constar como capital de esta provincia.

Las ruinas de las murallas del siglo XVII y el fabuloso monasterio de Tashilhunpo recuerdan al visitante que esta población gozó de gran relevancia en el pasado, sin embargo al recorrer sus grandes y desoladas avenidas cuajadas de tiendas regentadas por chinos resulta difícil no sentir cierta decepción al contemplar como, salvo en rincones esporádicos, la ciudad ha perdido por completo su encanto.

La “pacífica” invasión cultural china es tan patente en Shigatse que duele pasear por las grandes avenidas carriles repletas de comercios edificados sin ningún tipo de criterio urbanístico y “decorados” con colores chillones, sin el menor respeto a una mínima armonía urbanística y alejados por completo del estilo tradicional tibetano.

La ciudad es un auténtico caos arquitectónico en el que reina el consumismo, el control religioso y la censura ante cualquier manifestación contraria a los intereses del gobierno central.

El progreso se ha adueñado sin remisión de esta vieja ciudad y sus habitantes llevándose consigo la esencia del viejo Tibet.

Nos encontramos a unos 250 kilómetros al oeste de Lhasa, justamente en el lugar en el cual confluyen dos de los ríos más importantes del Tíbet, el Yarlung Tsangpo (también conocido como Brahmaputra) y el Nianchuhe (Nyang Chu). En este punto y a más de 3.800 metros de altitud se alza Shigatse, que con sus más de 80.000 habitantes es la segunda ciudad más grande del Tíbet.

Esta ciudad, convertida hoy día en una moderna e insulsa urbe china, conoció días de esplendor y gloria sobre todo a raíz de que en el año 1447, Gendun Drup, el primer Dalai Lama, fundase el impresionante monasterio de Tashilhunpo, convertido a la postre en sede tradicional del Panchen Lama (segunda máxima autoridad religiosa del Tibet).

Shigatse llegó a convertirse en punto de referencia político, económico y cultural de la región conocida como Tsang, llegando incluso a constar como capital de esta provincia.

Las ruinas de las murallas del siglo XVII y el fabuloso monasterio de Tashilhunpo recuerdan al visitante que esta población gozó de gran relevancia en el pasado, sin embargo al recorrer sus grandes y desoladas avenidas cuajadas de tiendas regentadas por chinos resulta difícil no sentir cierta decepción al contemplar como, salvo en rincones esporádicos, la ciudad ha perdido por completo su encanto.

La “pacífica” invasión cultural china es tan patente en Shigatse que duele pasear por las grandes avenidas carriles repletas de comercios edificados sin ningún tipo de criterio urbanístico y “decorados” con colores chillones, sin el menor respeto a una mínima armonía urbanística y alejados por completo del estilo tradicional tibetano.

La ciudad es un auténtico caos arquitectónico en el que reina el consumismo, el control religioso y la censura ante cualquier manifestación contraria a los intereses del gobierno central.

El progreso se ha adueñado sin remisión de esta vieja ciudad y sus habitantes llevándose consigo la esencia del viejo Tibet.
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