Este pueblo es una verdadera delicia
Emplazado a pocos kilómetros de la costa Tramontana, Sóller tiene un aire de distinción que se pasea por sus callecitas atiborradas de macetas. Aventurarse por Sóller es una pasada. Sus calles céntricas –casi todas peatonales- están sombreadas por enormes plátanos, su plaza -llena de vida y orlada por aromáticos naranjos- está custodiada por la magnífica iglesia de San Bartolomeu. Sus hermosas casonas merecen párrafo aparte. Desde la mañana a la noche tienen las puertas de sus patios abiertas para que todos gocen de su mobiliario y sus plantas. Sóller se ufana de su belleza, de su iglesia y de sus pastelerías. Nada como elegir un surtido de exquisiteces y disfrutarlos bajo los naranjos de la plaza.