Excelente calidad
Vagando sin rumbo en la ciudad de Cuenca, a pocos pasos de la iglesia de El Salvador, así nos encontramos con esta pequeña posada, por la cual se debe llamar por el cartel de la entrada. El restaurante es muy pintoresco, decorado con muchos adornos, con el fin de crear un estilo popular y no duda en lo rústico. En el interior, a la entrada de un contador, se trata de la única habitación que tiene alrededor de una docena de mesas, el cual está dominado por una enorme campana de la chimenea ya no está presente. Tomamos un menú que costó 10 euros, el cual consistía en un postre primer y segundo plato y fruta o, elegir algo que era típico de españoles entre los 4 o 5 opciones que se explican por el anfitrión.