Sabía que junto con Teruel y Calatayud, ...
Sabía que junto con Teruel y Calatayud, Tarazona guarda los mejores ejemplos mudéjares de Aragón, sin embargo, en una tarde descubrí que no sólo es una ciudad con una sorprendente y variadísima arquitectura, sino una villa con alma, de ésas que envuelven y dan ganas de desentrañar.
Ubicada en el extremo oeste de Aragón, en el estratégico cruce de antiguos caminos hacia Navarra, Castilla y León y La Rioja, Tarazona fue desde sus remotos orígenes celtíberos una ciudad abierta, multicultural, donde convivieron pacíficamente judíos, moros y cristianos. Esa singular diversidad, impresa como un sello en su carácter, la hace irresistiblemente invitadora y misteriosa al mismo tiempo. A veces oscura y silenciosa, otras rumorosa y llena de luz, Tarazona, como si quisiera contar su larga historia, muta a cada paso. De lejos se la ve imponente, apiñada sobre una suave loma mirando al sol y al río Queiles. Impresiona también su Catedral, un templo comenzado a construirse en el siglo XII en estilo gótico, al que se le agregaron con el tiempo un cimborrio y una espectacular torre mudéjares. La Plaza de Toros Vieja resulta una de las más singulares de España. Construida a fines del siglo XVIII, su planta octogonal está rodeada desde sus orígenes por viviendas que aún hoy siguen habitadas.
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