Artes en vías de extinción
El Khatakali es un teatro gestual, con más de 500 años a sus espaldas, es una tradición del Sur de India, en concreto del estado de Kerala.
A través de gestos, fundamentalmente con las manos, los pies y el cuello, los danzarines del Khatakali elaboran palabras y cuentan sus historias, la mayoría de las veces sobre guerras, reyes, y por supuesto dioses. Además, la mirada es también un arma poderosa para comunicar, y realmente hay momentos de la "función" en que te sorprenden con el movimiento de sus pupilas, incluso te pueden inquietar...
Pero para llegar a eso hay que empezar muy joven y dedicar muchas horas de entrenamiento para lograr la flexibilidad y precisión de sus músculos. Además, los bailarines se maquillan concienzudamente y se visten también con elaboradísimos trajes... todos los detalles tienen significado, y por supuesto los ajenos a este arte nos perdemos fácilmente. Emplean unas 4 horas en el maquillaje y vestido.
Hoy en día es más una función para turistas y viajeros que pasamos por allí, que para su función tradicional: transmitir las leyendas hindúes, generalmente en los festivales de los templos, durando toda la noche...
Arundhati Roy nos cuenta muy bien su decadencia en esa maravillosa novela El Dios de las pequeñas cosas. Según ella, algo que no podemos apreciar los que vamos, muchos de estos bailarines no ganan suficiente para vivir, se dan al alcohol porque sufren de la pérdida de dignidad de su arte...
En mi caso, los vimos en un pequeño teatro, bastante modesto, donde no seríamos más de una veintena de viajeros de distintas nacionalidades... el aforo no llegaba a la mitad. La entrada incluye el poder observar cómo se maquillan antes de la función, y durante la misma, una especie de "maestro de ceremonias" marca el ritmo con un tamborcillo y nos explica en inglés qué significan los principales gestos que hacen los bailarines, y qué historia están contando.
A pesar de todo -quiero decir, de la decadencia que se advierte-, merece la pena intentar verlo, si vais por allí. Realmente los gestos y las miradas son sorprendentes y fascinantes.
