Tras someternos a la Bocca de la...
Tras someternos a la Bocca de la Veritá, es buen momento para seguir nuestro paseo por las calles de Roma, si cogemos la Vía Luigi Petroselli y seguimos recto por esta ancha y empedrada calle llegaremos en apenas unos minutos al Teatro di Marcello, donde la calle cambia de nombre.
Escondido, a diferencia de su compañero el Coliseo, se mantiene en un segundo plano, listo para todos aquellos que decidan visitarle. Este teatro con capacidad para más de diez mil espectadores, fue en su día uno de los más grandes de toda la ciudad.
Debe su nombre al emperador Augusto, quien inauguró el recinto y lo dedicó a su joven sobrino, Marcello, fallecido en extrañas circunstancias unos años antes; aunque en realidad quien mandó construir el teatro fue Julio César.