Al dios del vino
Honrar al dios del vino es posible en Madrid sin necesidad de pillarse una melopea de espanto. ¿Cómo? Haciendo una visita a su templo en El Capricho, una coqueta construcción de estilo clásico ubicada en la parte más alta del jardín.
Según la documentación recogida, la construcción comenzó a finales del siglo XVIII, concretamente en el año 1786, y fue finalizada en apenas tres años, de modo que para 1789 estuvo lista y preparada para el disfrute de los paseantes.
Gracias a la obra ‘Viaje por España, Italia y Francia’ de Nicolás Cruz y Bahamonte sabemos que la estatua de Baco uvas en mano y perro al lado que hoy se puede contemplar en el centro mismo del templete, lleva ahí al menos desde 1813 (si no llegó antes). En la actualidad su blanco e inmaculado mármol sigue deslumbrando cuando llegan los rayos del sol.
La vista del Templo de Baco en otoño es realmente bonita. El verde intenso de la hierba y el luminoso blanco de la construcción crean un conjunto muy agradable al combinarse con los cálidos tonos de los árboles que pierden sus hojas en la capital.
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