Templo de Diana de Mérida

El templo de Diana, reinando en el centro de una plaza creada debido a la construcción del edificio que le rodea en casi todo su perímetro, brilla con su alto podio de granito y sus seis columnas corintias frontales coronando a un frontón con un arco de medio punto dejando embriagado a toda persona que se encuentre ante majestuoso templo. Es curioso como aparece de la nada entre las calles y como atrae toda la magia del lugar.

El culto del templo fue de índole imperial y se ubicaba en lo que sería el antiguo foro municipal, con la fachada orientada al interior del foro. El templo edificado a últimos de siglos I a.C. es hoy en día el único edificio romano de carácter religioso, en honor al emperador César Augusto, que se ha descubierto en toda la ciudad. Y el nombre de Diana se debe a que hace unos pocos siglos así lo identificó el historiador Bernabé Moreno de Vargas, aunque ya para los años 70 se concluyó que no era de culto a la diosa Diana, sino, como ya se ha mencionado, al emperador.

Pasear por Mérida y descubrir sus calles y monumentos arquitectónicos es toda una aventura. Lo sé por experiencia porque, precisamente dando un paseo por la tarde, nos encontramos de lleno con el Tempo de Diana.

Me llamaron la atención dos cosas. Una es que su conservación es buenísima a pesar de estar totalmente expuesto a las inclemencias meteorológicas y a los ataques de la gente desconsiderada. Recordad que este monumento data del siglo I a. C.

Y dos, que al estar en pleno corazón, está al lado de diferentes edificios. Quiero decir que hay vecinos de Mérida que cada mañana se levantan y lo primero que ven por la ventana es este monumento.

Me dejo llevar y perdidos entre calles comerciales aparece el Templo de Diana. Emerge de entre la regularidad de casas habitadas, como si el plan urbanístico hubiera dispuesto aquí una tienda, allí una oficina y allá un templo.

La miro y comparo con los vestigios que en otros sitios se admiran como romanos. “Aquí hubo...”, dicen los guías, y dan fe de ese pasado tres piedras caídas en el suelo. En cambio, Mérida es presente. A veces, enterrado, a veces bajo nuevos edificios y otras, como en esta ocasión, es testimonio, obra y arte en pie.

Permanece el Templo grandioso, vencedor

Lo que más me gusta del Tempo de Diana es su ubicación, vas caminando tan tranquila por las calles de Mérida y de pronto aparece ahí, imponente. Si encima lo visitas de noche e iluminado, impresiona aún más.

Últimamente ha mejorado mucho la zona donde está, ahora puedes acercarte mucho más a él y tomarte una cerveza en alguna de las terracitas que han puesto, con una vista espectactular :)

En Mérida, si caminas por la calle Sta. Eulalia, a la altura del banco Banesto, nace una pequeña callejuela que te deja a los pies e un monumento precioso, El templo de Diana. Por la noche con esa iluminación tan cálida y con la exposición de fotos en los edificios colindantes de artistas del festival, consigue impresionar.