Junto a la estación de tren
Para visitar los templos de zen de Kamakura, la mejor opción es bajarse del tren en la estación de Kita Kamakura.
Al dejar la estación uno se encuentra en una tranquila zona residencial rodeada de colinas y naturaleza. Poco que ver con la agitada vida de Tokio que habíamos dejado atrás una hora antes.
A pocos metros de la estación se encuentra el primer de los templos zen que se pueden visitar en la ciudad. Se trata de Engakuji, un templo cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIII, cuando fue fundada para que los monjes zen pudieran razar por los soldados que habían dado su vida luchando por Japón frente al ejército de Kublai Kan.
Desde entonces el templo ha sufrido de varios incendios, por lo que los edificios actuales son reconstrucciones.
El más imponente de todos ellos es la puerta Sanmon, levantada en 1780. Tras ella, un tramo de escaleras lleva a distintos edificios del templo, como la sala Hondo. Entre los elementos más curiosos del templo está la campana, la mayor de Kamakura.
Cuando nosotros visitamos el templo (entrada de pago, cierra a las cinco en verano y a las cuatro en invierno), había una celebración privada, y gracias a ello no pagamos entrada, porque todo el personal del templo estaba entregado a atender a las personas que habían acudido a ese evento.
Nos llamó la atención que todas las mujeres y iban vestidas con el kimono tradicional.