Olga Tebé
Compartiendo momentos
Linxia, nunca he visitado un templo taoísta, trazo un esbozo del templo en mi libreta. Ya empiezo a dominar el arte de la comunicación a través del dibujo tras un mes de viaje por el Taklamakán (nadie habla inglés). Con el amanecer me dirijo hacia las colinas dibujo en mano, todos a quién pregunto me señalan el camino hasta dejarme al pie de las largas escaleras que llegan al templo. Asciendo poco a poco controlando mi vértigo, estoy sola, sigo subiendo y me encuentro un hombre muy anciano, nos miramos e intercambiamos una sonrisa tranquila y amable. Sigo subiendo, el anciano descubre mi fobia, pero yo sigo.
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