Templos bajo el sol.
Dejando atrás la estación de tren de Takayama, sus calles comerciales y también las calles con casas tradicionales, se llega a Teramachi (ciudad de los templos). Un tranquilo barrio al norte de esta pequeña ciudad de los Alpes japoneses. Es mejor momento para recorrer la avenida que discurre al pie de la montaña es el atardecer.
Si como nosotros tenéis la suerte de disfrutar de una jornada de sol, podréis ver como éste se oculta entre las montañas frente a vuestros ojos. Pero antes de hacerlo, tiñe de dorado todos esos templos repartidos en esta parte de Takayama. Allí, entre los límites de la ciudad y los cementerios que trepan montaña arriba se puede pasear recorriendo un puñado de templos. Uno comunica con el siguiente. No se sabe donde acaba uno y comienza el otro. Pero todos tienen bonitos jardines perfectamente cuidados. En algunos hay estanques con carpas o tortugas. En otros la campana que se utiliza para marcar el ritmo de la jornada y la oración es la protagonista del jardín. Pero en cada uno de ellos se respira esa tranquilidad que uno espera encontrar en lugares de oración y meditación como pueden ser los templos budistas.