Licor con Sabor a Caribe
Para tomar un buen licor, la vivienda de Erik Gietman es el mejor lugar de Rincón para hacerlo. Su hogar y su centro de trabajo lo construyó en una propiedad que pertenecía al único cine que había en la isla.
Este holandés vino por primera vez a Bonaire en 1991 y confiesa haberse enamorado de todo cuanto lo rodeo, así que hace unos cuatro años decidió instalarse aquí con familia y todo. Sus conocimientos de ingeniería le sirvieron para desarrollar una pequeña empresa que se dedica a destilar el kadushi una planta originaria de la zona. Ha desarrollado entonces seis tipos de licor que dedicó a cada isla de Las Antillas. El de kadushi y limón se lo ofreció a Bonaire, el de aloe y cerezas para Aruba. Tiene uno de guanábana dedicado a Curazao, guayaba a Statia, canela para Saba y finalmente una edición especial hecha con naranja para Holanda. También produce wiski, ron y vodka de la planta que trabaja artesanalmente. Erik confiesa que en este lugar encontró la paz que tanto buscaba, la calma que necesitaban sus años de madurez.