El Willows fue el hotel en el que me...
El Willows fue el hotel en el que me alojé en mi segundo viaje a Chicago. Si en mi primera estancia había escogido un gran hotel de lujo en el South Loop (el Chicago Hilton, un hotelazo) en la segunda aposté por alojarme en el norte, en un hotel de caracteríticas radicalmente diferentes (y de un precio mucho más ajustado).
Este hotel se encuentra en Lakeview, un vecindario 'upscale' (de clase pudiente) cercano al Lincoln Park. Es un barrio residencial y tranquilo de edificios de pocas plantas, con las calles arboladas. Tiene un gran encanto y está lleno de restaurantes y bares, pero tengo que reconocer que me equivoqué en mi elección. Lakeview es un gran lugar para vivir, pero muy alejado de todas las atracciones turísticas de la ciudad, salvo las de Lincoln Park.
Se trata de un pequeño hotel situado en un edificio histórico de aire europeo. La decoración es clásica y el ambiente muy tranquilo. Nada que ver con los grandes hoteles de cadenas del centro de la ciudad. La habitación era confortable, aunque me pareció pequeña, no sé si porque traía aún la imagen de mi suite en el Hilton... Las zonas comunes son lo que más me gustó; me sentía como en un hotelito parisino.
No es que esté mal comunicado. De hecho hay bastantes opciones de transporte público y se llega con relativa facilidad al centro. Pero no era lo que yo busco en Chicago, una ciudad palpitante, llena de vida... Así que en sucesivos viajes volví a alojarme en grandes hoteles del centro.
No obstante, en plan romántico, de parejita, es una buena opción. Y bastante económica.