"Llévame a la Antártida", te digo en s...
"Llévame a la Antártida", te digo en serio, pero no me crees.
-"¿Para qué quieres ir a la Antártida? Estás loca...", me contestas y te burlas de mí.
"Para que la nieve me cuente sus secretos y el hielo me hable de tiempos remotos", contesto asombrada de que no quieras ir a la Antártida. "Llévame, si no me crees, aunque sólo sea para cazar una pulmonía".
Siempre terminó por huir hacia el sur. Como hice hace cuatro años cuando me aburrí de trabajar y me perdí en el camino austral, recorriendo desde Chaitén, pasando por Coyahique, el Lago general Carrera, Puerto Natales, Punta Arenas hasta los glaciares y las Torres del Paine.
Salimos muy temprano desde Santa Cruz, y al atardecer habíamos llegado a Puerto Montt. Recorrimos 1.1000 kilométros en 11 horas, con una sola parada: almorzar en el Salto del Laja en Bío Bío. Tuvimos mala suerte, mucha lluvia que impidió disfrutar plenamente los lagos del sur y los impactantes volcanes como telón de fondo.
El sur tiene ese encanto natural, que siempre atrae a los salvajes, con el sueño siempre latente de que, tal vez, algún día no lejano, nos atrape para siempre y ya no queramos regresar más a las selvas de cemento.


