El torbellino de las almas
Luces de neón, gigantescas pantallas led que promocionan mil y un productos, servicios y placeres y cuya potencia hace que sea totalmente innecesario el uso de farolas en toda la plaza, pasos apresurados, bocas abiertas por la sorpresa y miles de cámaras de fotos y vídeo que quieren inmortalizar el momento sagrado en el que sus dueños se encuentran en ese lugar soñado, en ese corazón de la Gran Manzana que tantas veces han visto en películas, revistas y del que tanto han oído hablar.
Pero no siempre fue tan espectacular y con tan buena imagen. En los años 60 abundaban los sex shops, los peep shows y los personajes extravagantes que se codeaban con prostitutas y yonkis. Ahora en cambio su imagen es más pulida, sobre todo después del cambio radical, el lavado de cara que se le dio a la ciudad en 1990. No perdió nunca su inconfundible imagen teatral, sobre todo el fin de semana, cuando se llenan las calles y todo el mundo se apresura para no llegar tarde a cualquiera de las funciones que se representan en Broadway.