Torre del Reloj

Al tener treinta metros de altura, es uno de los edificios fácilmente identificables a primera vista en Dubrovnik. Se encuentra justo al final de la Stradun, la calle principal de la ciudad, y se llega a ella una vez que se entra a través de las paredes de la ciudadela fortificada de la puerta oeste. La primera torre fue construida en 1444 y su campana ha recordado durante siglos los acontecimientos políticos y sociales de la ciudad. En lo alto del campanario hay por dos figuras de bronce llamadas Zelenci (que significa verdoso), o también conocidas como Maro y Baro. Hoy, las dos estatuas originales están siendo restauradas y en el campanario hay dos copias.

La torre del reloj es otro emblema de la ciudad de Dubrovnik. La ves desde que entras en las murallas de la ciudad vieja, al fondo de la calle principal. La campana la construyó Ivan Krstitelj en 1506, y sigue ahí todavía, a pesar de las guerras, terremotos y bombardeos, sigue sonando cada hora con una precisión increíble. Se construyó una primera torre, en 1444, y la última restauración fue en 1929. Poco a poco se le agregó altura a la torre, hasta alcanzar los 31 metros de alto.

Si vas a la hora en punto, podrás ver el “hombre verde”, zelenci, el chico que sube a tocar las campanas… Al igual que en toda la ciudad vieja, es un lugar de paso obligatorio, y forma parte del trayecto mínimo que tienes que efectuar.

La torre del reloj no es que sea algo muy espectacular. Lo que realmente mola de este torre es su ubicación: en una plaza al final de la calle principal del casco histórico.

Es una plaza con mucha vida, con músicos, puestos de artesanía y muchas terrazas cerca. De hecho nosotros nos sentamos un rato en las escaleras de la torre a disfrutar de las vistas, así de simple.

Muy bonito, pero gana a la luz de la luna.