La torre anhelada
Según la tradición, los estudiantes de Utrecht no pueden subir a la Torre del Dom antes de graduarse porque trae mala suerte, como la de Asinelli en Bolonia, si no me equivoco. Bueno, muchos de mis amigos de la universidad no siguieron el consejo y subieron antes. Se graduaron igual pero yo preferí esperar, por si era verdad :)
Así que fueron unos dos años más tarde que por fin subí a la torre que se ve desde todas partes en Utrecht, al ser muy alta y Holanda un país llano. Reservamos la hora de la visita (en invierno se puede elegir entre las 12.00hs, las 14.00hs y las 16.00hs) y subimos con un guía (quien nos hizo la visita en inglés por cierto, como más de la mitad de los visitantes no entendían holandés; normalmente se hace en los dos idiomas).
La subida no es de lo más fácil por la cantidad de escalones (hay varios descansos) y si tienes miedo a las alturas tendrás que evitar de mirar por las ventanillas en las últimas escaleras, más estrechas. Además tuvimos que soportar el viento frío, pero hay que señalar que las temperaturas eran excepcionalmente bajas aquella semana.
Pero una vez allí arriba es precioso, subimos un día cuando todo estaba nevado y aunque había vivido tres años en Utrecht, nunca me había imaginado la ciudad así de preciosa. Sus casitas, sus canales, sus calles, la gente como no en bici... todo lo que conocía desde abajo tomó otra dimensión. Nos dejaron tiempo para sacar fotos y apreciar las vistas. También fue emocionante reconocer mi campus desde lo lejos. Para mi tiene este valor sentimental la Torre del Dom, pero os aseguro que si estáis de visita en la ciudad, no os podéis perder esta subida. Además se aprende mucho. Un rincón de los imprescindibles.


