juan luis garitaonandía adán
¡Engancha!
Los primeros murmullos se oyen en el ascensor de subida a los 78 metros de la Torre de San Sebastià en La Barceloneta. Una vez arriba, te das cuenta de la burrada que acabas de cometer, sobre todo cuando a lo lejos ves en la siguiente torre, la de Jaume I, un puntito rojo, que es la cabina en la que te vas a montar y que lleva funcionando desde los años 30. No hay marcha atrás. Vas a viajar por una montaña rusa de tan sólo un cable de acero. Grueso, sí, pero es el único que hay. La cabina se llena y si no es por la conversación de dos operarios de mantenimiento, el silencio, se podría haber cortado con cuchillo.
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