En Itag lo más fascinante es la gente. ...
En Itag lo más fascinante es la gente. En este poblado situado cerca de la frontera entre Sudán y Etiopía se pueden conocer de cerca las costumbres de tribus como la Nuer y la Anuak, ya que aquí hay refugiados de estas tribus que no se han occidentalizado tanto como los refugiados que viven en Gambela. En Itag todavía se conservan costumbres tribales que a mi personalmente me dejaron alucinada. Como anécdota os puedo contar que cuando nos presentamos al imán de la tribu, que es la persona más respeta y la más sabia, a quien todos los demás guardan respeto, lo primero que hizo fue escupir en la cabeza a uno de mis compañeros. Yo me quedé alucinada, hasta que finalmente, el guía que llevábamos nos comentó que eso es un ritual para dar suerte, así que el pobre Jorge no tuvo más remedio que sentirse agradecido por el escupitajo.
La mayor parte de esta gente se dedica a la ganadería a muy pequeña escala, es decir, como mucho tienen dos vacas famélicas y con eso sobreviven.
Toda la vida la hacen en la calle y la mujer es la que se encarga de todo, desde coger la leña hasta cuidar a los niños.
Aquí se observan muy bien las diferencias físicas de los habitantes con respecto al resto de los etiópes. Los nuer son muy delgados y altísimos y además, en esta zona, todos llevan las marcas en la frente.
La gente es bastante amable y nosotros no tuvimos ningún problema en la zona, es más, todos estaban encantados de vernos y fueron muy hospitalarios.


