La Villa Mariana
Teror tiene un corazón tan santo que hasta las piñas que daba el pino donde se apareció la virgen eran engastadas en oro y plata para librar de todo mal a sus portadores.
No hay duda de que la base y casi razón de ser de la Villa es su entidad religiosa y social que ha quedado impregnada en sus calles, casas, plazas y monumentos.
Sus orígenes se remontan al s.XV, aunque las edicicaciones más antiguas que se conservan pertenecen al s. XVII y su época de esplendor fue principalmente el s.XVIII.
El Centro Histórico se divide en el Barrio de Abajo, donde están situados los monumentos más importantes, y el Barrio de Arriba, situado en la montaña.