No hace falta cerrar los ojos y...
No hace falta cerrar los ojos y esforzarse para imaginar la vida en la Vall de Boí hace diez siglos. Como si el valle de la comarca de la Alta Ribagorça por donde corre el río Noguera de Tor estuviera imbuido de algún sortilegio, sólo basta contemplar el paisaje y escuchar su silencio desde alguna de sus pequeñas iglesias para retroceder en el tiempo. Ubicadas en sitios solitarios de una belleza apabullante o en entrañables pueblecitos, las iglesias románicas de la Vall de Boí –construidas entre los siglos XI y XII y declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2000- llevan a percibir el espíritu devoto del hombre común del Medioevo.