Erika Paz
Villa Antigua en La Entrada
Villa Antigua está lleno de corotos y cachivaches viejos, pese a esto el lugar guarda una extraña belleza. Hay decenas de cuadros colgados en las paredes, latas, ollas y otros enceres que cuelgan del techo, una especie de molino decorativo que diseñó y construyó Fernando Uribe, su dueño; y una carta con muy buenos paltos para escoger. La bandeja paisa es la reina, el ajiaco le sigue, los frijoles con picadillo de chicharrón son una delicia y así sigue el festín. Si los visitantes tienen suerte puede que Fernando cante alguna de las canciones que incluyó hace muchos años en un disco que muestra orgulloso.
Al ritmo de la guitarra, Ana Puentes, su esposa y las hijas de este matrimonio se pasean atendiendo las mesas, sirviendo un poco de agua panela, sonriendo a los turistas. Hace poco construyeron una bella posada dentro de sus tierras, pero son reservados, sólo aceptan conocidos y personas recomendadas.
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