Villa Verde
Cuando decidimos ir a pasar nuestras vacaciones a Isla Mauricio, supe desde el primer momento que no era un lugar para meterse en un complejo de 5 estrellas y hacer un par de excursiones con unas fotos para llevarse a casa de recuerdo. Sabía que tenía que conocer la isla a fondo y mezclarme con su gente, con sus colores, sus olores y sabores.
Por eso se me ocurrió la idea de alquilar una pequeña villa privada para pasar allí los nueve días y como complemento un coche para conocer la isla a fondo.
Pasé muchos días mirando varias posibilidades y varios lugares, como casas que estaban directamente sobre la arena blanca de la playa, otras sobre acantilados, otras apartadas de cualquier lugar habitado.. pero la que captó mi atención y de la que me enamoré a primera vista fue Villa Verde. En primer lugar porque la arquitectura de la casa es cien por cien mauriciana, las paredes de piedra y los colores de las ventanas. Segundo por la preciosa piscina con un fondo de piedra iridiscente que brilla con los rayos del sol y una vista de la laguna y del muelle de pescadores de las que hacen historia. Y tercero porque se encuentra en un pueblito muy tranquilo y seguro pero al que no le falta de nada.
Nuestro pequeño palacio estaba mucho mejor de lo que esperábamos y habíamos visto por las imagenes de la página web. Había sido recientemente renovada y presentaba un aspecto impecable. Todo estaba muy limpio y bien cuidado.
El jardín es una maravilla, con árboles enormes, palmeras cocoteras, buganvillas, frangipanes y decenas de arbustos de flor. La piscina estaba allí, esperando para refrescarnos y luego tumbarnos un rato en las hamacas nuevitas o en uno de los dos conjuntos de jardín que lo adornaban.
La cocina, es enorme y tiene todos los utensilios y accesorios que podamos necesitar, con una nevera muy grande y una cocina de gas y eléctrica con un gran horno.
La sala cuenta con una mesa de comedor muy amplia y un sofá chaise longue donde al menos caben 6 personas. La luz que entra por los dos ventanales inunda la habitación que está decorada con buen gusto al estilo criollo.
La televisión es vía satélite aunque no tiene canales en español, y hay un pequelo cassette/ cd para escuchar un poco de música relajante.
Tiene 2 baños ( uno de ellos con plato de ducha y el otro con bañera) y un aseo. Todos perfectamente limpios y renovados.
Al lado un cuarto de plancha y lavadero con una fantástica lavadora que podemos usar incluso para secar.
Las habitaciones dan todas a la piscina, decoradas de manera étnica y con camas confortables y amplias, en especial la mía de dos por dos metros. A quien le guste ver amanecer, lo puede hacer tomando un café desde la cama....impagable.
Las habitaciones tienen grandes armarios e incluso una pequeña caja de seguridad.
El único despertador son los pajaros que viven en el jardín o los gallos de los habitantes del pueblo, ya que es un oasis de tranquilidad.
La comida criolla que nos prepara Johane, es sencilla pero muy sabrosa. Unos días pescado, otros pollo, otros verduras, siempre con el acompañamiento del arroz largo y sabroso, incluso un día preparó unas lentejas como las de mi madre ( que no me oiga)!!
El coche se puede aparcar dentro de la propiedad y todo queda perfectamente a salvo por un sistema de seguridad que realmente funciona ( undía la alarma saltó sola y vinieron unos empleados de la empresa a ver si todo estaba bien).


