Villa y Puerto de Garachico

Sin duda uno de los pueblos más bonitos de Canarias, y si me apuro, de España. La tranquilidad que se encuentra en cada una de sus esquinas y rincones es uno de sus tesoros, y es precisamente ese silencio, el que hace girar los engranajes de nuestra imaginación, y si hemos leído algo sobre la historia de la Villa y Puerto, meternos de lleno en la Historia y la Leyenda.

Dejar volar la mente e imaginar una ciudad mercantil, que vivía de las exportaciones del riquísimo vino del que ya hablara Shakespeare en sus novelas, y que se embarcaba aquí hacia la fría Inglaterra; una villa con grandes casonas nobles, de familias españolas hidalgas y ricas, que hicoeron todo lo posible por hacer de la ciudad un nido de comodidad y abundancia; calles empedradas, ricos vestidos a la hora de misa y carruajes vistosos y elegantes; caballos enjaezados para las fiestas y fiestas en Palacios, como el de los Condes de la Gomera...

Entrando en la villa por el túnel de los "agujeritos" a través de los cuáles comienzo a ver el majestuoso y verde roque de Garachico. Una vez llego al pueblo, comienzo a andar y andar mientras admiro fascinado las juguetonas fachadas de las antiguas casas de la villa, con sus puertas y ventanas de madera y sus alegres colores.
Llego a una especie de parque con abundante flora autóctona al cuál se accede descendiendo por unas escaleras y me encuentro con un antiguo lagar que corona el centro del parque, sigo caminando y a pocos metros quedo admirado por la fachada de una majestuosa Iglesia, la de San Francisco, más adelante el centro del pueblo, con un aspecto de postal se encuentra en él, el ayuntamiento de la villa, un convento y varios edificios de épocas remotas que guardan un singular encanto.