Vuelo en Globo en Aranjuez
Llevaba una temporada sin poder seguir con mi nueva afición: volar en globo por toda España. Pero por fin he podido volar de nuevo, esta vez en Aranjuez una ciudad que me encanta visitar de vez en cuando pero que desde el aire me ha enamorado. Aranjuez, los ríos Jarama y Tajo, el palacio Real, y los numerosos jardines que adornan esta bella ciudad madrileña, nos muestran a vista de pájaro una simétrica belleza.
Despegamos muy cerca de la ciudad, desde el norte. El día es perfecto, soleado y tranquilo. El despegue es tan suave que algunos pasajeros no se dan cuenta hasta instantes más tarde cuando ya estamos superando las copas de algunos árboles. A nuestra derecha se pueden ver los jardines de la Isla y a nuestra Izquierda, mucho más grandes, los jardines del Príncipe.
Pasamos sobre el Palacio Real, donde se nos ofrecen unas vistas inigualables tanto del propio palacio como de los jardines que lo rodean. Un poco más a la izquierda está por ejemplo el jardín de Isabel II, y hacia el sur la plaza de toros y el polideportivo. El vuelo transcurre tranquilamente hacia el suroeste, casi paralelo a la Carretera de Toledo por lo que también sobrevolamos el jardín de Oñate.
Cruzamos sobre la Autovía de Andalucía y entramos en una zona de matorral y monte bajo donde podemos ver algunas perdices y conejos. El piloto responde a nuestras preguntas y nos vamos enterando de muchas curiosidades sobre la aerostación y el vuelo en globo. Mientras tanto el vehículo de apoyo nos sigue desde tierra y podemos verle en todo momento.
Poco más de una hora después del despegue tomamos tierra en un vallecito muy tranquilo. El aterrizaje ha sido perfecto y tras ayudar a recoger el material, un momento muy divertido, brindamos con cava, como manda la tradición, y recibimos nuestro diploma de bautismo aéreo. Una vez más me sorprende lo diferentes que son los vuelos, lo tranquilo de la experiencia y la buena sensación que me queda tras la misma. ¡Qué vicio estoy cogiendo a esto de volar en globo!


