Marta Pilar
La bicicleta con alas y algo más
No creo que nadie de mi ciudad, de mi familia o de la página, desconozca ya mis famosas y maratónicas recorridas por Buenos Aires, yendo a tomar el té con mis hermanos y sobrinos, visitando algunos lugares interesantes para quien recorra la ciudad y regresando una y otra vez a Wathemala, no sólo por llevarme algo de recuerdo sino por ver qué cosas nuevas han puesto, a quién asesoraron en el diseño de algún ambiente, o qué mueble o vajilla prestaron para “El Gourmet”.
Me encontré con una bicicleta, de esas antiguas como la de las fotos en blanco y negro que se veían en antiguos libros o álbumes familiares y me acordé de aquel poema de José Pedroni y pensé “La bicicleta con alas un día va a volar.
La bicicleta de todos. Ya lo verán. Le están saliendo las alas. Son de verdad. El niño quiere que vuele, y volará. El niño irá por el aire a comprar el pan; dará una vuelta al campanario de paloma y cal. (…)La bicicleta tendrá un solo nombre: Libertad” (...)”Todo es cuestión que los hombres ganen la paz.”Volví a la realidad y compré una jaula de mimbre para “pajaritos” y regalarle a una prima que cumplía años al otro día.
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