Westport, la tranquilidad del Oeste
Elegante y pintoresca, esta ciudad el oeste de Irlanda conserva todo el sabor de una pequeña urbe que ha sabido evolucionar con el paso del tiempo sin perder ni un ápice de su historia. Famosa por ser un destacado puerto pesquero que abastece al condado en el que se enclava, aprovecha su cercanía al mar para organizar conocidos encuentros de vela y ser uno de los puntos de veraneo más conocidos y apreciados por los irlandeses.
Regada y adornada por el río Carrowbeg, que brilla con destellos de plata bajo los antiguos puentes de la ciudad, ésta se nos presenta perfectamente ordenada y confluyente en un solo punto, el Octagon, una plazuela de modesto tamaño y que como su nombre indica forma un octágono perfecto, marcado en el centro por una alta columna que culmina en una estatua de San Patricio que es muy reciente ya que data de 1990. Ocupa el lugar de una anterior que recordaba a George Clendining, un prominente hombre de negocios que fue gran benefactor de la ciudad.
El contraste en Westport está asegurado, ya que a apenas un kilómetro del centro de la ciudad, tan clásico y colorido encontramos el muelle que resguarda la flota pesquera de los embates del Atlántico, y vale la pena acercarse a ese punto para tener una idea del paisaje económico y natural que conserva la ciudad.
Como final del paseo, me gustaría puntualizar que esta pequeña urbe tiene unos comercios realmente bonitos e interesantes, que ya luego no encontraríamos en el resto de nuestra ruta circular por la isla, así que si vemos algo que realmente nos guste no dejemos de comprarlo, ya que como por arte de magia ya no aparecerá más ante nuestros ojos. No dejemos la ciudad sin probar uno de los maravillosos y sabrosos helados de Mc Greevy's, concretamente el "99", ganador del premio nacional al mejor helado de Irlanda.


