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Según cómo mires el mapa, Yavi -a excepción de La Quiaca, ciudad fronteriza-, es el primer pueblo argentino antes de entrar a la Quebrada de Humahuaca, o el último, antes de cruzar a Bolivia.
Yavi está a 16 kilómetros de La Quiaca, y aunque parece que está en un llano entre lejanas montañas, está altísimo, a 3500 metros de altura. El pueblecito es mucho más antiguo que la ciudad fronteriza, pero, por esas cosas que tiene el destino, no ha crecido y se ha quedado tal como era hace siglos.
Construido alrededor de su iglesia de San Francisco, consagrada en 1680, Yavi tiene preciosas casonas de adobe y cardón, hoy un poco abandonadas. Su ambiente tranquilo, de "aquí nunca pasa nada", sólo se transforma en Semana Santa, cuando la gente invade las calles y festeja según viejas tradiciones, mezclando lo indígena con lo hispano. El resto de año Yavi está habitado por una pasmosa serenidad. Sus calles están bordeadas por hileras de álamos, corre el agua por antiguas acequias, te cruzas muy de vez en cuando con algún vecino. En el pueblo hay sólo unos pocos albergues con un aire bohemio (o hippie) y no hay mucho qué hacer más que admirar el paisaje desolado, descansar o irte de aventura por sus senderos.
