Para sentirse como en casa
Un cálido y musical welcome! Nos recibió en el Yoe yoe homestay de Mandalay conforme entramos por la puerta. Era su simpática y energética propietaria. Cuando nos dimos cuenta ya nos había acomodado en su recepción y agasajado con un plato de sandía, una botella de agua y un zumo de naranja fresco.
Si algo tiene de especial esta sombría ciudad con no demasiado interés turístico es, sin duda, el hotel de esta señora. Encantadora y entrañable como ella sola, se desvive por sus clientes, es famosa entre los mochileros y debe su éxito a lo bien que trata a cada persona que pasa por allí.
Cuando estuvimos nos trató de maravilla. Nos recomendó sitios, nos pidió algún taxi si lo necesitábamos y cuando Cristina (mi pareja) se sintió indispuesta, una vez hecho el check out, incluso le dejó reposar unas horas en su propia casa.