Sydney es, quizás, la ciudad más conocida de Australia, y la más grande. Es, además, la más antigua del continente; se fundó en 1788 en la bahía de Sydney y hoy es famosa no sólo por sus playas y edificios emblemáticos como el puente y la Ópera de Sydney, sino también por ser una de las ciudades más multiculturales del mundo. Viajar a Sydney es una oportunidad para disfrutar tanto de monumentos históricos como de restaurantes de lo más chic y bares modernos, sumado a la oferta de relax y el turismo de sol y playa que ofrecen sus más de 70 playas, ideales para practicar surf.
El corazón de Sydney es, sin duda, la costa de la Bahía, coronada por su Puente y famosa maravilla arquitectónica, la Ópera de Sydney. Allí es donde se ubican algunas de las zonas más populares, como la histórica The Rocks, repleta de cafés y tiendas, o el Circular Quay, desde donde salen los ferris que te permiten conocer Sydney desde el mar.
Saliendo de la bahía, la costa de Sydney se extiende a ambos lados dando origen a más de 70 playas en las que poder disfrutar tanto del sol y la tranquilidad del mar, como de la práctica del surf. Hacer turismo en Sydney es una oportunidad para disfrutar de las mejores olas de la costa australiana, como por ejemplo las de la Playa de Bondi o de Manly.
Esta ciudad de lo más cosmopolita, tiene cientos de ofertas para todos los gustos. Desde restaurantes tradicionales y mercados típicos de Chinatown, hasta bares de moda en King’s Cross, corazón de vida nocturna. Aunque siempre puedes optar por la tranquilidad al visitar Sydney. Hay excursiones en ferry para poder conocer los barrios típicos que rodean la bahía.
Además, los viajes a Sydney son una oportunidad para admirar la naturaleza única de Australia. El destino estrella es, sin duda, el Parque Nacional Montañas Azules, declarado Patrimonio de la Humanidad por sus impresionantes cañones y panorámicas. Para conocer la fauna, nada mejor que visitar el Taronga Zoo.