Bañada por el río St. Lawrence, Montreal ha crecido pasando de ser una colonia de comerciantes franceses hasta llegar a ser considerada una de las ciudades más modernas de Canadá. Para conocer Montreal pasearemos por su famoso Vieux Montreal, el casco antiguo con unos edificios históricos, catedrales y puertos fluviales que le dan a la ciudad un toque europeo. Poseedora del título de Ciudad del Diseño por la UNESCO, viajar a Montreal es sumergirse en mercados de productores, cervecerías artesanas y degustar el plato más típico de Canadá: la poutine.
Al visitar Montreal quizás lo estemos haciendo a la ciudad más europea de Norte América sobre todo por su casco antiguo, el Vieux Montreal, cuya arquitectura denota un aire del viejo continente como la Basílica Notre-Dame, con su famoso órgano. Es sin duda la zona más bonita de la ciudad, sobre todo la Rue St. Paul, repleta de flores y terrazas que parecen haber sido sacadas de París.
En los viajes a Montreal no habrá tiempo para aburrirse. La ciudad cuenta con una amplia oferta de ocio que va desde famosos festivales, como el de Jazz de Montreal, pasando por un gran abanico de actuaciones teatrales y un montón de música en directo durante todo el año.
Los fines de semana son para recorrer los mercados, como el Mercado de Jean-Talon, mientras picamos algo por los distintos bares y restaurantes que encontraremos. Algunos son exóticos como los que localizamos en los barrios de Chinatown o Little Italy, pero la mayoría son innovadores con ese toque franco-inglés que caracteriza la ciudad.
Haciendo turismo en Montreal nos rodearemos de lugares verdes con orillas de ríos forradas de parques y caminos. Podremos visitar bellos lugares, como el Parc Maisonneuve o el Biosphere con sus animales. Para disfrutar de unas vistas espectaculares recorreremos los senderos y bosques del Mont-Royal, llegando a una colina muy importante en la historia de Montreal.