Muchos turistas eligen viajar a Orihuela por sus playas, pero esta ciudad esconde un casco antiguo declarado Conjunto Histórico-Artístico lleno de iglesias y palacios históricos. Rodeado de huertos y campos de naranjos, montes y barrancos de la Sierra Escalona, esta ciudad de Alicante tiene una extensa playa de aguas cristalinas con un gran palmeral. Es un destino elegido por su ocio, con un campo de golf y unas calas y playas para relajarse o practicar todo tipo de deportes náuticos. Su fiesta de Moros y Cristianos en julio es muy conocida, y muchos viajeros deciden visitar Orihuela con motivo de esta celebración.
La mayoría de viajes a Orihuela son para disfrutar de sus playas. Su desarrollo ha propiciado un boom turístico en los últimos años, contando con siete playas con Bandera Azul que confirman el gran estado del que disfrutan. Si decides bañarte en la Playa de Punta Prima, lo estarás haciendo en la más popular de la zona. El turismo en Orihuela de forma más activa está servido con la Cala Mosca o Cala Estaca de Playa Flamenca, ideales para la práctica del snorkel. Además, ambas cuentan con bandera azul. Si se explora la senda costera se pueden encontrar playas arenosas singulares, como la Playa de Cabo Roig o la Playa de la Caleta.
Caminar por el casco antiguo es la mejor forma de conocer Orihuela en profundidad. Situado sobre los pies del monte San Miguel se erige el Castillo de Orihuela, del siglo XIII. Callejeando se puede hallar la Catedral del Salvador, de estilo gótico y renacentista que en cuyo interior alberga el Museo Diocesano, con importantes obras de Velázquez. El municipio acoge entre sus calles más ejemplares religiosos como el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate, de estilo barroco y con varios retablos. No hay que olvidarse de el conocido como “El Escorial del Levante”: el Convento de Santo Domingo, con sus claustros y patios renacentistas y barrocos con bellos azulejos.